EUROPA
PRESS
4
junio 2021
Cuando
el sexo duele en la mujer
No es normal que el sexo duela en la
mujer. El sexo debería ser placentero siempre, pero hay mujeres que experimentan
dolor. Si pasa esto hay que investigar qué está pasando. La dispareunia es el
dolor con la penetración, que puede variar desde profundo con dolor pélvico,
hasta más superficial con sensación de quemazón o de ardor en la vagina.
Por otro lado, la doctora Miriam Al Adib
Mendiri, ginecóloga y obstetra explica que el vaginismo es la imposibilidad de
penetración vaginal debido a la tensión de los músculos del suelo pélvico, que
se contraen e imposibilitan la penetración. A su vez, indica que puede ser un
dolor por daño o lesión, como puede ocurrir con enfermedades como la
endometriosis o una vulvovaginitis, entre otras muchas causas.
"Hay que ver de qué tipo de dolor se trata, de si es
más externo tipo ardor o sensación de papel de lija con la penetración o bien
si es más un dolor más profundo, como si dolieran por dentro los ovarios, como
cuando va a bajar la regla con la penetración profunda. Ver primero si viene de
un sitio o de otro o de si es más superficial y a partir de ahí hay que
descartar una serie de cosas", explica en una entrevista con Infosalus.
En el caso de ardor, quemazón, sensación de papel de lija
con las relaciones hay que investigar si se trata de infecciones, problemas
dermatológicos como el liquen, por ejemplo, aclara Al Adib
Mendiri, que precisamente acaba de publicar 'Hablemos de nosotras' (Oberon), un manual en el que trata este asunto, así como
otras reflexiones que pueden afectar a la salud de la mujer.
Si el dolor es más profundo sostiene que se deben estudiar
otros síntomas asociados y descartar endometriosis, así como hacer en muchos
casos una valoración del suelo pélvico y si tiene algún problema.
A veces, apunta Al Adib Mendiri
son dolores que responden a una disfunción muscular en el suelo pélvico,
"como por ejemplo cuando tienes hipertonía te puede dar mucho dolor en las
relaciones".
El dolor en las relaciones puede ser consecuencia también de
traumas o que al haber tenido una experiencia sexual con dolor ya se quedan
sensibilizadas las rutas neuronales que vehiculan la sensación dolorosa, por
ejemplo, según indica.
"En mi experiencia profesional observo que la mezcla
entre fisioterapia de suelo pélvico y psicoterapia especializada en sexología
suelen ser claves en la consecución de resultados, aunque depende de cada caso
concreto. Hay algunos casos que requieren más psicoterapia que otros, como
cuando son mujeres que han sufrido traumas como violencia sexual.
De hecho, la ginecóloga defiende que en estos casos
generalmente hay que trabajar del cuerpo a la mente y de la mente al cuerpo.
"La fisioterapia de suelo pélvico desensibiliza esas rutas que vehiculan
la sensación dolorosa, mientras que con la psicoterapia se trabajan esas cosas
que tenemos en la mente de traumas, anticipaciones, que no funcionan bien para
que esa parte me duela, porque el dolor al fin y al cabo es una interpretación
del cerebro", añade la experta.
A veces dice que hay errores evaluativos del cerebro y envía
sensación de dolor cuando no hay daño y se trabaja mejor desde la fisioterapia
que desde la medicina, con una mejor comprensión del dolor, porque se trabaja
la neuromatrix del dolor.
En este contexto, la ginecóloga lamenta que hay mujeres que
silencian su dolor en las relaciones y se arruinan su vida sexual, yendo en
muchos casos de ginecólogo en ginecólogo sin resolver nada.
"Hay muchas mujeres que presentan una desconexión con
su cuerpo y van de forma mecanicista y no conectan con la experiencia sexual.
Conocerse es importante también para disfrutar y no tener dolor y sí más placer
porque si tú vas de forma pasiva al sexo te puede doler la relación, no
lubricas lo suficiente la penetración puede doler", sentencia la doctora
Al Adib Mendiri.
En última instancia, destaca que "en ningún
momento" se cuestiona el dolor, ese dolor está ahí, que el no haber daño
orgánico no lo convierte en imaginario en algunos casos. Pensar esto genera
sensación de desconfianza y culpa, el dolor es real, es válido, no se
cuestiona, el dolor se comprende y se trabaja para solucionarlo.